Letras e imágenes. Creo que esas dos palabras conforman la síntesis de lo que he sido, soy y seré. Allá dónde quiera mirar solo puedo ver un océano infinito donde ambos conceptos se fusionan para coexistir en una  implacable armonía. Al echar una mirada a este lugar por primera vez allá por 2008, cuándo tenía 10 años, solo podía ver las letras flotando en el horizonte, intentando tomar forma e Identidad propia. Yo me quedaba en la orilla, observándolas y tomando pequeñas notas de vez en cuando. Y fue años después, en 2012, cuando escudriñé un poco la vista y descubrí que ese océano no solo está conformado por letras... También había imágenes, evocadas por caminos inimaginables, navegando sin rumbo o hundiéndose en busca de un lugar propio.

Todo aquello me resultaba fascinante. Y no podía dejarlo escapar. Así que cogí un bote y avancé y avancé por aquel océano. Cuando ya había perdido de vista la tierra en el horizonte, me concentré lo suficiente como para sentir todo lo que me rodeaba. Apilando toda aquella masa de ideas conseguí darle forma a una Base Madre: Outer Line. Me instalé en aquel océano para crear mi propia realidad, y establecí un sistema de correspondencia por el que me seguían llegando videojuegos, películas, libros y música que actuaban como catalizadores para hacer crecer las imparables masas de agua que rodeaban mi Base Madre. Había obras que no sacudían el mar; algunas que lo encogían, otras que simplemente zarandeaban un poco el oleaje... y otras que provocaban tsunamis de tal envergadura que conseguían sacudir la Base. No habrán sido pocas las veces que tuve -y sigo teniendo- que reconstruir Outer Line cada vez que llega una ola gigante de estas... ¡Y cada vez que lo hago consigo hacerla más grande!

Hoy por hoy mi Base Madre goza de plena salud, y cada golpe que recibe es un aprendizaje nuevo sobre cómo puedo reforzarla. He traído de visita a algunas personas a este lugar, pero su ubicación sigue siendo desconocida para la gran mayoría. Lo realmente importante es que, gracias a la altura que ha ido ganando, he conseguido volver a ver la playa en el horizonte, mientras sigo aprendiendo de ese océano que solo mis ojos pueden ver y al que trato de darle forma para que, algún día, todos puedan apreciarlo.